Ert, la historia (8)

El reinado de Kailan, la Pacificadora.
358 a 888 EM

Tras esta derrota, la paz regresó a las tierras Melion. Batlhenan murió en su cama dos años después y su hija, Kailan, le sucedió en el trono. A su coronación asistieron las casas reales de los principales reinos Melion, los regentes Ywen y los principales líderes Dweloin. Kailan ofreció a todas las razas la colaboración de los Keanion para poder prosperar, pidiendo la ayuda de todos en la común tarea de sobrevivir a los oscuros tiempos que acaecían en Noorgaar. Con este discurso muchas cosas cambiaron: los intercambios entre los pueblos de Noorgaar se reanudaron con normalidad por primera vez después de más de doscientos años, y la prosperidad renació.

En la coronación de Kailan, ésta y Hertian se enamoraron perdidamente. Durante años el amor entre ambos se llevó en se llevó en el secreto de sus corazones, pero al cabo de un tiempo se dieron cuenta de que no podrían evitar que saliera a la luz y tres años después de la coronación de Kailan se anunció su enlace con Hertian Samni. Nuevamente, la celebración se realizó con magnificencia y fue festejada por todos los pueblos Melion y sus aliados. Con esta boda, los principales pueblos Melion quedaron bajo un sólo mando, por un lado la Triple Entente y por otro los pueblos del norte. La unificación de los dos poderes dio como resultado una nueva y amplia alianza, la Entente Blanca, regentada por el Consejo de los Reyes Melion.

Con esta unión y con el comercio entre las tierras libres de Noorgaar comenzó una época dorada desconocida hasta entonces. Además, los reyes Melion apoyaron la creación de nuevos ejércitos formando a nuevos soldados que les defenderían en caso de necesidad.

Kailan tuvo tres hijas, la mayor se llamó Kartian, quien heredó el trono de su madre, la mediana se llamó Kianna y recibió el trono de Samnia que gobernó con paciencia y sabiduría durante muchos años, la más pequeña fue llamada Belthana en honor a su abuelo materno y heredó el título de su abuelo paterno como reina Kenion.

Kailan murió tras quinientos treinta años de gobierno sabio y recto. Su esposo la acompañó al panteón de la ciudad Keanion y allí quedó, según dicen las leyendas, llorando la muerte de su esposa. Nadie más le volvió a ver, pues dicen que se convirtió en piedra para poder velar la tumba de su amada.

El reinado de Kartian, la Bella.
888 a 2122 EM

Kartian reinó durante más años que ningún otro monarca Keanion, más de mil doscientos años, en los cuales nunca se rompió la paz. Bajo su reinado la prosperidad se extendió por las tierras de Noorgaar. Fue la primera en firmar, siguiendo las enseñanzas de su madre, los acuerdos comerciales que permitieron a los mercaderes de todos los reinos comerciar por todas las tierras del continente. Creó el sistema de levas por el cual cada uno de los reyes Melion podían reclutar a su propio ejército además de las milicias Melion, que se nutrían de soldados de todas las razas y estaban controladas por el consejo de reyes Melion. Las artes llegaron a las más altas cotas de magnificencia y las ciudades crecieron en población y poder. Se construyeron las grandes carreteras continentales con piedras de las canteras Dweloin, formando un conjunto de vías que aceleraron las comunicaciones, permitiendo una mayor cantidad de intercambios comerciales y culturales.

Pero el más destacado hecho del reinado de Kartian no fue protagonizado por ella sino por su hija Maertian. Kartian se casó con un Alto Kenion, Gran Capitán de las tropas del ejército conjunto de las tierras Melion llamado Altean. Su matrimonio fue próspero y lleno de dicha, salvo porque sólo tuvieron una hija. Maertian fue educada con todo el mimo de la madre y la severidad de su padre.

Cuando Maertian tenía la edad de nueve años, mientras jugaba con su padre por los pasillos de las piramidales estancias de las bibliotecas bajo el Palacio de las Estrellas se perdió en las decenas de niveles que las componían. Sin embargo la niña no desesperó, y aunando valor comenzó a buscar la salida, mientras que su padre llamaba a gran parte de la guardia para buscarla, pues las bibliotecas tenían el doble de extensión que todo el complejo de palacio. Maertian estuvo andando sola durante varias horas hasta que la vela de su candil se apagó. Un poco asustada por la oscuridad continuó caminando, hasta que una suave voz femenina le preguntó por qué caminaba a oscuras. Ella, con la inocencia de la niñez, le contestó que no sabía cómo encender de nuevo el candil que portaba. La voz volvió a hablar, diciéndole que sólo tenía que pedirle por favor que se encendiera, que seguro que el candil prendería. La niña se lo pidió por favor al candil seco y éste se iluminó. Con esta nueva luz, mucho más puras que la de una llama, la niña miró a su alrededor pero no encontró ninguna mujer.

Al cabo de unas horas Maertian descubrió la salida, para alivio de sus padres. Ella les contó la historia, cómo había hablado con una extraña mujer, de voz serena y misteriosa, y cómo ésta le había dicho que pidiera al candil que se encendiera para poder volver a ver, y así había ocurrido. La niña alzó el candil seco en su diminuta mano y le pidió por favor que se encendiese ante sus padres, así, una pequeña llama de un azur prístino brilló ante la sonrisa complacida de Maertian. Para celebrar que por primera vez en más de mil años se realizaba un don de Magia, el padre de la niña se desmayó sonoramente.




Maertian creció en belleza y sabiduría, y a la edad de seiscientos años heredó el trono Keanion. A su ceremonia de coronación asistieron los reyes de los distintos reinos Kenion, Ywen, Selion y Dweloin y quienes su madre había establecido fuertes lazos políticos y económicos. Cuando la corona descendía sobre su frente, un simple artesano Ywen que había llegado hasta el salón de la coronación se adelantó impidiendo que se coronase a Maertian. En lugar de la corona tradicional, el Ywen cuyo nombre no figura en las crónicas colocó en su frente una corona de oro macizo con doce puntas de afilados bordes. En cada una de las puntas había una gema de inmenso poder y majestad. Estas piedras de increíble poder dotaron a Maertian de la habilidad para lanzar cualquier don de Magia.

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