Ert, la historia (12)

Kamerthan, la emperatriz triste.
5315 a 5827 EM

Delthinion Thernael se casó a la edad de seiscientos treinta años. La mujer elegida fue una Kenion de ojos grandes y piel nívea de la que se enamoró en una de las fiestas de la corte imperial. El nombre de la primera emperatriz Kenion fue Kaynan, y se dice que su belleza era sólo comparable con su inteligencia. Con la llegada de Kaynan a la corte imperial muchas cosas cambiaron; el estilo militarista del Emperador se suavizó y la pompa y la grandiosidad se incorporaron al palacio imperial. Donde Thernael era adusto y severa, Kaynan era dulce y permisiva, mientras que el Emperador intentaba que todo se caracterizase por una severidad y parquedad consumadas, Kaynan intentaba que sus súbditos tuviesen de vez en cuando algún lujo. Todo esto lo sabía el Emperador, pero hacía oídos sordos a las protestas de sus consejeros por el gasto que suponían las acciones de la Emperatriz, pues sabía que en el fondo el pueblo Melion lo merecía y lo necesitaba.

Esto produjo en el pueblo un amor hacia la Emperatriz muy superior al que nunca desde entonces consiguiera dirigente alguno. Eran famosas sus fiestas, en las que los pajes salían de palacio con bandejas repletas de exquisitos manjares para repartir entre los ciudadanos. Compraba grandes cantidades de vestidos y trajes que al final acababa repartiendo entre las jóvenes de cada una de las ciudades que visitaba. Por ello siempre ha sido recordado como la mejor Emperatriz, la más cariñosa y atenta con los ciudadanos.

De esta época son el alcantarillado de Ensenada de la Mil Velas, la iluminación de Ciudad Imperial mediante lámparas de aceite, y las casas de curas que se implantaron en todas las ciudades importantes del imperio.

Después de más de cien años de matrimonio, el acontecimiento que más feliz les hizo sucedió una mañana de invierno, el nacimiento de su única hija, a la cual llamaron Kamerthan. Todo el imperio se alegró al conocer la noticia y todos comprendieron, que con la sucesión asegurada, todo seguiría por buen camino. La niña creció fuerte y despierta en sus primeros años, siendo pronto conocida su extrema rebeldía y sus “aventuras” fuera de palacio.

Kamerthan ingresó en las Caballerías Imperiales, donde pronto destacó como gran luchadora, y al igual que su antecesora Thinal, recorrió los reinos del Imperio en busca de aventuras. La acompañaron sus primas, las hijas de los reyes de Samnia y el Reino Kenion, y siempre estuvo vigilada por Herane, Poder del Fuego y Gran Maestre de la Llama Eterna. Visitó las tierras de los Moellan, aprendiendo a cabalgar con sus excelentes jinetes, aprendió el manejo del hacha de los Mirr, y las ideas sobre la magia de los Samnios. Visitó Taer y allí constató lo poderosa que es la magia en el combate. Conoció los inmensos salones de los reinos Dweloin del Corazón de Ert y pasó largos años en las cortes Ywen.

Al final de su periplo viajero llegó a las salvajes tierras de Hetia, donde estuvo acompañada por una delegación de Ywen del Amanecer, entre los que se encontraba un apuesto joven de nombre Dhenael. Juntos realizaron gestas propias de héroes y descubrieron tesoros perdidos desde antes de la era de la guerra. Entre aventuras y peligros, el amor floreció entre Kamerthan y Dhenael. Una semana antes de volver a la Ciudad Imperial, Kamerthan se adentró en las junglas para participar en su última cacería. Le acompañaban un centenar de soldados al mando de Herane, sus primas y los Ywen del Amanecer.

Durante la cacería se encontró atrapada por el ataque de unos guerreros vestidos con extrañas armaduras negras que rezumaban negro por las rejillas de sus complejos yelmos y poseían una destreza sobrenatural. El combate fue dura y muchos soldados cayeron. Herane murió al detener el golpe mortal que iba dirigido a la princesa Kamerthan. La destreza de la princesa y la ayuda de Dhenael fue decisiva para la victoria de las tropas del imperio. Descorazonada por la muerte de su protector, Kamerthan volvió a palacio acompañada de sus primas y de Dhenael. Grande fue el duelo por la muerte del Poder del Fuego. Los funerales por el amigo del Emperador duraron tres días, y desde entonces se mantiene la costumbre de celebrar con pesar la fiesta del Fuego Moribundo, el primer día del segundo mes. Un gran panteón se construyó en la ladera oriental de la montaña que coronaba Ciudad Imperial, a la que desde entonces se llamó Montaña de los Difuntos, pues en ellas se enterraba a los reyes, emperadores y Poderes. Sin embargo, la sorpresa fue grande al ver a la heredera al trono imperial del brazo del soldado Ywen. Muchos fueron los comentarios y habladurías por todo el Imperio hasta que el noviazgo se hizo formal.

Este noviazgo duró más de cincuenta años, y en estos años las relaciones entre los Ywen del Amanecer y el Imperio Melion se intensificaron hasta cristalizar en alianza. A la boda acudieron reyes, príncipes, nobles y otros notables de todo el Imperio Melion, y tras jurarse eterna fidelidad, los Ywen del Amanecer se unieron al Imperio mediante un tratado. A esta boda siguieron años de bonanza, siempre bajo el auspicio del Consejo de Reyes formado en esa época por los reyes Melion y el dirigente de los Ywen del Amanecer. Se realizaron grandes obras, magníficos palacios y castillos, las ciudades prosperaron y se colonizaron nuevos territorios, viviendo los Melion bajo el mando de Delthinion Thernael una edad dorada. Pero el mayor avance en el reinado de Thernael fue el de los nobles, quienes fueron promotores de las artes, crecieron en poder y gloria, construyeron castillos y fortalezas, reclutando ejércitos poderosos y fundamentando una base de poder que podría rivalizar con la de algunos reyes.

Thernael murió a la edad de 1259 años de edad. Sus días acabaron con la felicidad de saber que su hija estaba embarazada. Los funerales fueron tristes y seguidos por todos los reyes del Imperio, sobre todo por Yeannael, quien dijo que con la muerte de Thernael se había perdido el más grande Melion jamás nacido. Tras el entierro se celebró la coronación de Kamerthan como Emperatriz de todos los Melion. La coronación se celebró pocos días antes de que la Emperatriz diera a luz a su único hijo, Thanbraen Delthun. La felicidad de la pareja fue enorme, los regalos llovieron sobre el recién nacido, colmando su nacimiento de bienaventuranzas. La paz prosperó y Melion e Ywen aunaron esfuerzos para mayor gloria de ambos pueblos.

Pero la desgracia se cebó con la Emperatriz; tanto ella como su esposo eran grandes amantes de la caza y las aventuras, y cuando sus deberes se lo permitían solían recorrer tierras salvajes, cazando poderosas bestias y terribles monstruos. Uno de estos viajes les llevó a las selvas de Hetia. Recordando el lugar en que se conocieron, se adentraron en las selvas, dejando a su hijo ya adulto al cuidado de sus protectores, un Ywen llamado Waven y un Keanion de nombre Cairte. Ese mismo día, la desgracia llegó con la emboscada de los mismos seres que ya les atacaran tiempo atrás. Los Hetnon de negras armaduras y oscuras artes rodearon a los enamorados al tiempo que desenvainaban sus armas. Abrumados por la superioridad numérica, el Emperador no pudo más que enviar a la Emperatriz a salvo antes de morir a manos del enemigo. Kamerthan envió inmediatamente sus tropas, que sólo encontraron el cadáver de su amado clavado en una estaca, en medio de los restos de una enorme hoguera. Grande debió ser su tormento.

En toda la costa oriental de Noorgaar aparecieron negros bajeles construidos con un extraño metal y portando banderas desconocidas. Arribaron a las costas y puertos de las Islas Serpiente, reclamándolas para su imperio, el Imperio Nuimbrano.

Kamerthan, al volver a la corte movilizó todo el ejército Melion, ordenó a los reyes que llamasen a sus tropas y convocó a las Caballerías Imperiales. Pero los nobles no acudieron a su petición, pues no querían arriesgar sus riquezas. Todos ellos se quejaron y pidieron a la Emperatriz que no les obligase a acudir a la guerra, y hablaron de ella diciendo que les enviaba a una guerra de venganza personal. Kamerthan enloqueció de furia al ver que sus súbditos no la obedecían, y así, ella sola dirigió un gran ejército para desterrar a los invasores Nuimbranos. Este ejército estaba compuesto sólo por Caballeros Imperiales, los únicos que habían acudido a su llamada. Al llegar a Hetia, Kamerthan mandó construir una poderosa flota que pudiese llevar a todos los caballeros a las Islas Serpiente.

Mientras esta gran flota se construía, los nobles de los reinos Melion se declararon en rebeldía; los suministros se cortaron y constantemente llegaban noticias de sublevación y rebelión por todo el Imperio, empeñados los nobles en independizarse de la autoridad imperial. Así pues, Kamerthan tuvo que rehacer sus planes y volver con los caballeros para sofocar las rebeliones.

Mientras la Emperatriz peleaba con grupos dispersos, tropas nuimbranas desembarcaron en Erita, tomando las tierras de los Ywen de los Bosques y se unieron a los Zukan, formando un poderoso ejército que avanzó hacia las tierras de Taer, donde se unieron a los Sylaen del norte. Pero los nobles vieron tarde la amenaza, cediendo sus ejércitos a la Emperatriz. Las tropas nuimbranas atacaron con fuerza las tierras Moellan. Allí los caballeros se desplegaron para enfrentar magia y espada a los desconocidos poderes de los Hetnon de Nuimbra, quienes luchaban de una forma totalmente desconocida, precisos y letales. Parecían inmunes a todo daño y muchos eran los que se levantaban después de un golpe que habría matado a un Melion. Cuando las líneas de los Moellan ya estaban cediendo llegaron los ejércitos de Kamerthan, y en una gran batalla el Imperio Melion consiguió expulsar al invasor nuimbrano.

En esta gran batalla murieron miles de hombres, cayeron cientos de poderosas bestias mágicas y se vieron los dones más letales que se conocieran. Pero aun quedaba mucho por hacer. Kamerthan se concentró en liberar las tierras ocupadas de Noorgaar de las garras de los Hetnon. Auspiciada por la alianza entre Ywen y Melion se formó un gran ejército conjunto que atacó las posiciones nuimbranas en tierras Ywen. A las batallas e unieron muchos Dweloin y Seloin, hasta ese momento indiferentes a la amenaza. Sin embargo, la reconquista duró más tiempo del previsto puesto que los Nuimbranos construían poderosas fortalezas a lo largo de los territorios que habían conquistado y que debían ser tomadas una a una, a veces con un coste muy alto en esfuerzo y vidas. Cerca de cien años duró la expulsión de los Hetnon de las tierras salvajes del norte.

Durante este tiempo el hijo de Kamerthan se ocupó del gobierno imperial, aclimatándose al puesto que le correspondería cuando faltase su madre. Cerca de cien años duró la reconquista de los territorios de Sylae y parte de las tierras salvajes. Cuando ningún Nuimbrano quedó en Noorgaar, Kamerthan volvió a la corte imperial, casi trescientos años después de la invasión. Allí murió dos años más tarde, según muchos por pena tras la pérdida de su amor. Una semana después Thenbraen Delthun fue coronado nuevo Emperador de los Melion.