Ert, la historia (7)

El reinado de Balthenan, el Sabio.
246 a 358 EM

De todos los reinos y reyes guerreros de esta época, uno sobresalió en poder y crueldad, Kaultar “el Masacrador”. Este Vloen instauró en pocos años, junto a su hijo Gultar y un ejército de poderosos guerreros Vloen, un reinado de terror que tiranizó todas las tierras del norte. Kaultar era muy tenaz en sus objetivos y pronto contó con tropas bien entrenadas. Su reino se extendió desde la península Mirr hasta las tierras de los Taer. Las grandes ciudades-estado claudicaron ante su poder y asentó su tiránico reinado sobre la amenaza de aniquilación para todas aquellas ciudades que no se inclinaran ante él.

Sin embargo, cuando intentó descender por las tierras de los Kenion encontró resistencia. El pueblo Melion se había organizado rápidamente al conocer las vertiginosas victorias de Kaultar. Sin entender como alguien podía osar oponerse a sus designios, el tirano se enfureció sobremanera. Las ciudades Kenion se reunieron para designar a Nerthian Thion, alcalde de Ensenada de las Mil Velas, como su rey y fue enviado a parlamentar con Kaultar.

Como gesto de buena voluntad, el rey Kenion con toda su familia acudió al encuentro de Kaultar, siguiendo la tradición de su pueblo. Se reunieron con la embajada de Kaultar en las llanuras de las Lágrimas de la Magia. Las propuestas de Nerthian Thion no consiguieron apaciguar la ira del caudillo, y mientras el rey Kenion hablaba sobre las vidas que se salvarían con la paz y trazaba líneas de fronteras sobre los mapas, la mirada de Kaultar no se desviaba de la figura de la hija menor del Kenion. La belleza de la hija pequeña de Nerthian era cantada por todos los trovadores, pues decían de ella que era la criatura más hermosa de entre todas las de Ert. Kaultar quedó prendado de la joven y pidió su mano, pues estaba viudo desde hacía muchos años. Nerthian se negó en rotundo, ya que no deseaba que su amada hija pequeña se desposase con semejante tirano, pero ella accedió al ver que de lo contrario la guerra sería inevitable.

Pese a las quejas de su padre y las protestas de Gultar, la boda se celebró dos días después. Kaultar firmó un tratado de no agresión y así quedó zanjada la campaña militar, al menos durante unos años. Tras su matrimonio, Kaultar cambió como nadie esperaba. Su esposa Kenion demostró su valía, y con amor y dedicación cambió los valores del tirano. Su puño de hierro se diluyó en los amores de la joven, y a los pocos años un niño nació de esta unión. Este niño se llamó Hertian Samni (que en idioma Kenin significa unión de pueblos) y con él la esperanza de paz se expandió por las ciudades de Noorgaar. Pero poco duró esta esperanza, pues Gultar, hijo de Kaultar, que odiaba a su madrastra, preparó la más horrenda de las traiciones. Dos noches después del nacimiento de su hermano, Gultar se infiltró en las habitaciones de su padre y lo asesinó junto a su esposa. Después intentó asesinar al niño, pero, sin saber cómo, no lo encontró en su cuna. Dejando pruebas de un complot Kenion llamó a los guardias, y, sosteniendo las pruebas que él había colocado, convocó el consejo de guerra de su padre.

Gultar se autonombró rey de todos los territorios de Noorgaar e inflamando a sus tropas les instigó a atacar a los Kenion. Un gran ejército se reunió en las llanuras de Lágrimas de la Magia para llevar la muerte y la ruina a los dominios Kenion. Durante una campaña que superó en brutalidad y salvajismo los actos de su padre, Gultar sitió y arrasó más de la mitad de las ciudades Kenion, reduciéndolas a escombros humeantes. La guerra continuó contra los Alsanos, envolviendo a los Kenion por todos los flancos. Tras cinco años de guerra los Kenion se vieron reducidos a unas pocas ciudades en la costa. La capital del reino, Ensenada de las Mil Velas, se mantuvo ilesa hasta el final, cuando fue asaltada por los ejércitos de Gultar. Sin embargo, en el último instante, mientras las puertas de la ciudad caían, trompetas sonaron desde la costa y cientos de galeones de guerra llegaron al Puerto del Dragón al mando del rey Keanion Balthenan, quien cabalgó por tierras Kenion con diez mil guerreros, llevando la venganza y la derrota a las filas Vloen. Tras más de tres días de batalla incesante Gultar tuvo que retirarse, herido en el pecho y en el orgullo por un golpe de la espada de Balthenan.

Por esta victoria, Nerthian ofreció al rey Keanion lo que desease, pero éste sólo le pidió que si en alguna ocasión se invertían los papeles y los Altos Kenion necesitaban ayuda, los Kenion les asistirían. Así se firmó el primero de los Pactos, el que unió a los pueblos Kenion y Keanion por el resto de su historia, como pueblos hermanos y amigos.

Posteriormente se iniciaron una serie de operaciones que devolvieron la libertad a los Alsanos. Estos se unieron al Pacto, que se convirtió en la Triple Entente, unión que aún hoy se mantiene de manera sólida y estable. Tanto Nerthian como Nissiet, rey Alsano, reconocieron al rey Balthenan como comandante de las tropas conjuntas.

Gultar se restableció de sus heridas gracias a la ayuda de una vieja curandera, que aún conocía el uso de la magia perdida en el cataclismo que separó los continentes. Ayudado por ella recuperó fuerzas y retomó su gobierno, el más tiránico y esclavista conocido. Los Kenion, para defenderse de las incursiones constantes de los Vloen, construyeron fuertes por toda la frontera norte, lo que se conoció como Escudo de Oro, por las protecciones de este metal que tenían sus puertas. Durante más de treinta años Gultar presionó militarmente esta frontera sin ningún éxito.

El gobierno de Gultar se cobró un alto precio entre sus propios ciudadanos. Las revueltas eran cada vez más frecuentes y Gultar movilizaba cada vez más tropas para poder apagar estos focos de abierta rebelión contra su poder. Los Kenion observaban estas revueltas con esperanza, pero la gran sorpresa fue que en una de las regiones bajo el control de Gultar nació una rebelión más resistente que las demás. Esta no pudo ser acallada de ninguna manera, pues su líder era Hertian Samni, el hermano de Gultar. Al parecer, el niño fue salvado por los vigilantes Ywen que se habían coordinado con los Kenion para salvar al niño, pues sospechaban que Gultar conspiraba contra su padre. Hertian había crecido en la región hoy conocida como Samnia, entrenado por un guerrero Kenion y enseñado en las artes de Magia por un Ywen. Pronto, las ciudades de la zona se unieron a la rebelión de Hertian, quienes adoptaron el nombre de Samnios en honor a su libertador. Hertian Samni unificó estas ciudades y fue proclamado rey de las mismas.

Con el poder de la Entente por el sur y las conquistas de los Samnios por el norte, los Mirr se alzaron y se unieron a la rebelión, y el poder de Gultar se debilitó de manera irremisible. Las últimas batallas fueron de resistencia futil, y la mayoría de los Vloen huyeron a tierras salvajes dejando a Gultar a su destino. Cincuenta años después de la subida al trono de Hertian, los ejércitos samnios, mirranos, faeritas, moellan y de la Triple Entente se unieron ante las puertas de la última ciudad controlada por Gultar, su capital. Este no quiso rendirse, defendiendo su última posesión. Durante el asalto a la ciudad, ambos hermanos se enfrentaron, y Gultar murió por la espada de su hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario